jueves, 14 de mayo de 2015

La cuna de la astronomía prt-2


Eudoxo (s.IV a.C.) supuso una serie de esferas en el cielo, que giraba alrededor de la tierra y tenia distintos ejes, algunos apoyados en las esferas vecinas. Salía así un modelo bastante complejo  que explicaba mas o menos el movimiento de los planetas.

Aristóteles (s IV a.C.) fue quizás el mas grande pensador de la antigüedad. Era filosófico, y por tanto se dedico a explicar el por que de las cosas (por que existen, que es el bien, que es la belleza, etc.…). En ese campo llego a cotas difíciles de superar. Su prestigio fue tal que lo poco que dijo en el terreno científico, en lo que no era especialista, perduró muchos siglos después.

Para intentar comprender como han perdurado  tanto esas ideas, hagamos un viaje mental en el tiempo e intentemos seguir los  razonamientos de Aristóteles, no sin antes despojarnos de nuestro conocimiento actual. Estamos en Atenas y le oímos en clase con sus discípulos, mientas pasean por un jardín. Les explica que la tierra es esférica y  está quieta en el centro del universo. No puede estar en movimiento –dice-  por que en ese caso deberíamos notar algún cambio  aparente en la posición de las estrellas  ( lo que hoy llamamos párale ), de la misma forma que el  paisaje de el jardín por el que caminaban se estaría moviendo por efecto de la perspectiva.

Un oyente le dice que podría ser debido a que las estrellas están alejadas infinitamente de la Tierra. Aristóteles le hace ver que eso es imposible, porque giran alrededor de la Tierra cada 24 horas. Si estuviesen a una distancia infinita, tendrían que tener velocidad instantánea, lo cual es contrario a lo que se observa. El maestro no le ve muy convencido y sigue argumentando, basándose en la observación y la  experiencia: si la Tierra girara sobre si misma, tendríamos que notarlo en la superficie. Por ejemplo sabemos que la Tierra es muy grande y el paralelo que pasa por Atenas puede medir unos 12.000km –posteriormente se demostró que era el doble-   Como da una vuelta cada 24 horas nuestra velocidad mientras estamos tranquilamente charlando debería ser de unos 500 Km. por hora. Cualquier de ellos tiene la experiencia de cabalgar a 30km por hora y saben que a esa velocidad el viento sobre la cara es apreciable, Si la tierra girara, estaríamos ahora como un mitad de un terrible huracán, cosas que no se observa.

 Aristóteles aun da otro argumento más: levanta una piedra y la deja caer a sus pies, Y nos dice : si fuésemos a una velocidad de 500km/h al soltar la piedra se iría rápidamente hacia atrás, como pasa cuando vamos corriendo y se nos cae algo. ¿Lo veis? Los hechos desmienten la teoría de que la tierra gira.

Hoy podemos debatir estos argumentos, pero entonces, con los datos que se tenían, hay que reconocer que eran razonamientos muy lógicos.

Sigamos con la Historia de la astronomía. Apolonio de Pérgamo (s.III a.C.), experto geómetra griego parece que fue el inventor del artificio matemático del epiciclo sobre deferente. Consiste en suponer que el planeta se mueve girando en una circunferencia pequeña cuyo centro se desplaza a lo largo de otra circunferencia grande con centro en la tierra. Así se describen bastante bien los rizos  -epiciclos- que los planetas describen en sus trayectorias.

 

Eratóstenes (s.III a.C.)  Midió el tamaño de la tierra con bastante aproximación con un ingenioso procedimiento que se explica en la actividad 1.

 
Hiparlo de Rodas (s.II a.C.) hizo el primer catalogo de estrellas de la historia. Clasificó mas de mil estrellas según su tipo de brillo, en seis magnitudes esta clasificación con algunos retoques se sigue usando hoy

 
Tolomeo (s.II d.C.) fue el último gran astrónomo de la antigüedad. Reuniendo todos los conocimientos astronómicos hasta entonces, que se pueden resumir así :

  • Los cielos son esféricos y se mueven circularmente en torno a un eje fijo
  • Los planetas se mueven en epiciclos
  • La Tierra es esférica
  • La Tierra esta en el centro del Universo  

Cabe señalar  que Tolomeo también descubrió anomalías en las orbitas planetarias y de la luna que le llevo a inventar unos puntos que descentraban las órbitas. Kepler los identificó siglos después con los focos de las elipses. El mundo romano no aporto ningún astrónomo de importancia. Las invasiones posteriores de los godos trajeron un declive en la cultura occidental. En oriente, los árabes –la civilización mas culta entonces- redescubren a los antiguos griegos, cuyas obras pasan a occidente en el siglo XI a través de Toledo, con la traducciones del árabe al latín. Palabras como cenit, nadir, álgebra, etc., y nombres de muchas estrellas como Aldebarán, Algol, Deneb, Alcor, Mizar o Betelgeuse proceden del árabe. El sistema de Tolomeo volvió a ser lo normal en el siglo  XIII. En los dos siglos siguientes estuvo en auge en las cortes de los gobernantes la astrología, una seudo ciencia que intenta ver el futuro de los hombres en la posición de los astros. Aunque no tiene ninguna base científica, ayudó a afinar en las predicciones y buscar nuevas explicaciones de los movimientos de los planetas. Quizá por eso empezaron a surgir algunas voces –aún en minoría- que decían que los cálculos salían mejor si se suponía que la tierra era la que giraba alrededor del sol. Era la preparación a Copérnico

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